20120112

Personas quebrantadas y no quebrantadas

"Dios crea a partir de la nada. Por eso a menos que un hombre sea nada, nada podrá hacer Dios con él" Martín Lutero

La diferencia entre dos personas pecadoras no es tanto la magnitud de su pecado, sino la respuesta que da al ser confrontado con él.
Este capítulo inicia destacando la diferencia entre la reacción del rey David la del rey Saúl cuando fueron confrontados con su pecado. El rey Saúl, se defendió, justificó, culpo a otros y trato de encubrir su pecado. El rey David, al contrario, estuvo dispuesto a reconocer su falta, aceptar su responsablidad, confiar y arrepentirse de su pecado. La palabra de Dios muestra que a Él no le interesa tanto la gravedad o el alcance del pecado que cometemos como nuestra actitud y respuesta al ser confrontados con el.

Otros pasajes que se analizan en este capítulo son las actitudes contrastantes del hijo "pródigo" y del "hijo perfecto" (Lucas 15); la actitud de Simón el fariseo y la mujer pecadora (Lucas 7:36); la actitud del fariseo que se creía justo mientras oraba y del publicano que se humillaba (Lucas 18).

Será pura conicidencia que en cada caso las personas orgullosas eran individuos respetados que ostentaban una prosición de eminencia o tenían algún tipo de cargo en el liderazgo?  Lo cierto es que mientras más alto nos hallamos en términos de poder, influencia y riqueza, más suceptibles seremos al orgullo y al engaño y más propensos a ignorar nuestras necesidades y deficiencias espirituales.

Jesús siempre se inclinaba por aquellos cuyo pecado parecía más vil, pero que mostraban arrepentimiento sincero. Por otro lado, resistía a lo que parecía santos inmaculados pero cuyos corazones eran orgullosos y no se quebrantaban.

La buena noticia es que sin importar a qué categoría pertenezcamos, la gracia de Dios está siempre al alcance de quienes abandonan su orgullo y ofrecen sacrificio de un corazón contrito y humillado.

3 comentarios:

  1. Jackie, apenas hoy estaba compartiendole esto a mi hermano que esta pasando por momentos complicados, leyendo esto, entiendo que fue Dios quen hablo por mi... Un abrazo!

    Damaris

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  2. Así es Damaris, el Señor pone palabras de consuelo y exhortación en nuestra boca, bendiciones
    JAckie

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