Podemos ser muy conocedores de la teología y correctos en nuestra moralidad pero ser un fracaso en demostrar las virtudes del carácter cristiano que Pablo llamó el fruto del Espíritu (Gálatas 5:22,23). Creo que todos tenemos "puntos ciegos", defectos de carácter, o pecados sutiles de los cuales no estamos conscientes.
Al estudiar el pecado del egoismo, será de mucha ayuda comenzar presentando la verdad de que hemos nacido como una naturaleza egoísta con la cual debemos luchar.
Puede que nuestro egoísmo, como cristianos, no se manifieste de una forma vulgar y obvia, pero sí se muestra en el hecho de que tendemos a centrarnos más en nuestros intereses que en el de los demás. Una buena prueba para medir el grado de egoísmo que muestra por sus intereses sería que reflexionara en alguna conversación que haya sostenido con alguna persona. Pregúntese cuanto tiempo pasó hablando de sus intereses comparado con el tiempo que invirtió en hablar de los de la otra persona. No seamos "amadores de nosotros mismos", centrados solo en sus asuntos, como Pablo describe a los hombres que vivirán en los últimos tiempos.
Otra área donde nos volvemos egoístas es en nuestro tiempo, pues tendemos a invertir nuestro tiempo en nuestros intereses o querer tomar innecesariamente el tiempo de los demás para nuestras necesidades. Debemos reflexionar en cómo estamos invirtiendo nuestro tiempo y que porcentaje del mismo está siendo usado para la expansión del reino y para servir a otros.
(Continuará)
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