La bendición del quebrantamiento

¿Por qué un hombre ingresaría a un quirófano y permitiría la intervención de un cirujano? ¿Será por que le agrada el dolor? Por supuesto que no. Es porque sabe que la cirugía es el único camino para experimentar la sanidad y restauración de su cuerpo.

¿Por qué entonces alguien eligiría el camino del quebrantamiento? Porque el quebrantamiento trae bendición!

El que se humilla bajo la mano de Dios será siempre enriquecido, sustentado, levantado y consolado por Aquel que muestra siempre su gracia. Dios resiste siempre al orgulloso y exalta al humilde.

Cuando nos vemos frente a la realidad de ser quebrantados con Cristo en la cruz, la tentación es creer que esto será nuestro fin. Y en un sentido sí lo es. Es fin de nuestro orgullo, de nuestra vida egoísta, y del gobierno de nuestra carne.

Cuando nos rehusamos desprendernos de esa dura cubierta exterior llamada "el yo", nadie se nos puede acercar, ni tener acceso a nuestra vida. Así como el orgullo nos aleja de Dios, también impide que otros se acerquen a nosotros.

No podemos experimentar verdadera libertad, amor y adoración si no hemos entrado por el camino de la humildad, el arrepentimiento y el perdón.

¿Quiere gozar de una vida fructífera? Que la fragancia de la vida en Cristo se libere por medio de usted? ¿Quiere ser un instrumento útil en sus manos? Pongal al Salvador hasta la cruz. Su muerte y su resurrección testifican por la eternidad que el quebrantamiento trae mayor fruto.

Dios usa a las personas quebrantadas. El avivamiento no es más que el fluir del Espíritu de Dios que se libera por medio de vidas quebrantadas.