El quebrantamiento requiere tanto la iniciatva de Dios como nuestra respuesta personal. Según las Escrituras, hay tres instrumentos que Dios usa principalmente para llevarnos al quebrantamiento:
1. La Palabra de Dios: Cada vez que abrimos nuestra Biblia sea en privado o en la congregación, debemos hacerlo con el próposito de permitirle quebrantarnos.
2. Circunstancias: Dios usa las circunstancias para poner en evidencia nuestra necesidad y llevarnos hasta el final de nuestras fuerzas. Podemos decidir responder con orgullo o con humildad, someternos a la mano de Dios y permitirle que nos amolde a través de esa presión.
3. El cuerpo de Cristo: Si andamos en luz con nuestros hermanos creyentes, ellos pueden ayudarnos a ver los aspectos de nuestra vida en los cuales necesitamos ser quebrantados.
Cuando aprendemos a ver las circunstancias difíciles de nuestra vida como si fueran "momentos de crucifixión", elegimos renunciar a nuestro orgullo, a nuestras expectativas. Elegimos el camino de la cruz, dejar que otro reciba el mérito, dejar pasar la oportunidad de tener la última palabra.
Por otro lado para lograr ser humildes y quebrantados, tenemos que reconocer nuestra necesidad ante Dios y ante los demás. No hay quebrantamiento posible cuando nuestro dedo señala a otro. El quebrantamiento no admite excusas, justificaciones, ni explicaciones racionales para mi pecado. Una personas quebrantada está dispuesta a decir: "Oraría por mi? " Tengo una necesidad en mi vida, Dios está tratando conmigo en este aspecto. El quebrantamiento hacia Dios produce apertura hacia el prójimo.
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