No soy de las mujeres afortunadas que disfrutan de un súper metabolismo para mantenerse en forma a pesar de comer helado, empanadas, arroz con habichuelas y mangú diariamente. Tampoco pertenezco a las atléticas que aman el ejercicio y disfrutan el sudor, por lo que si suman ambas condiciones podrán deducir, sin ser nutricionistas que soy una persona que siempre ha tenido que luchar con el peso y que incluye entre sus metas de cada 31 de diciembre ponerse a dieta para bajar esas libras molestosas, ya no tanto por estética sino también por salud.
Pero reflexionando me he dado cuenta que no es una resolución de fin de año lo que me va a solucionar el problema, sino que son 365 resoluciones, día a día, lo que hará que mi peso varíe de forma definitiva.
Durante 2 años lo experimenté, cada día tomaba la decisión de ir al gimnasio, hacer ejercicios y comer sano, el resultado fue espectacular, pero no se trató de una resolución de fin de año, se trató de 365 resoluciones durante todo el año.
Lo mismo ocurre con nuestra vida cristiana, nuestro compromiso diario, nuestras decisiones y oraciones pidiendo ayuda al Espíritu Santo cada día son las que nos ayudarán a formar nuestro carácter cristiano y a transformar nuestras debilidades en victoria.
Nuestra carrera es de resistencia, no de llegar primero, como decía Pablo: “… corramos con paciencia la carrera que tenemos por delante, puestos los ojos en Jesús, el autor y consumador de la fe…” Hebreos 12:1,2 así que día a día debemos vencer obstáculos y debemos comprometernos a poner de nuestra parte para que el Espíritu Santo encuentre terreno fértil donde trabajar en nosotras en este nuevo año que inicia.
Debemos comprometernos a que cada día miraremos introspectivamente nuestra vida, escudriñaremos nuestro corazón para pedir perdón al Señor por nuestras faltas y debilidades y solicitar Su ayuda para que nos siga transformando a la imagen de Su Hijo.
Nuestro compromiso debe ser vivir un día a día con una cosmovisión diferente a la del mundo, para mirar nuestro alrededor a través del cristal de una perspectiva eterna, entendiendo que todo lo que nos rodea es efímero.
Porque si bien es cierto que Dios es Soberano y orquesta situaciones que nosotros no podremos variar, así también es cierto que el hombre está llamado a decidir entre el bien y el mal y entre lo que le conviene y no le conviene, por lo que no debemos “recostarnos” en la Soberanía de Dios sino hacer lo que se nos llama a hacer cada día de nuestra vida, como siervos inútiles.
Que el Señor permita que este 2015 sea un año de pequeñas decisiones y resoluciones que nos permitan acercarnos más a Él.
Por Jacqueline Rodríguez de Escoto
Jackie, maravilloso articulo. Gracias por compartirlo para gloria de Dios y animo para todo el que lo lea con esa disposición. Totalmente de acuerdo con lo que dices que hay que poner de nuestra parte hacer un compromiso diario por ser cada dia un poquito mas cristiano, mas parecido a cristo. Muchas gracias.
ResponderEliminarGracias por dejar tu comentario! Un abrazo, Dios te bendiga ricamente
Eliminar