Lo que me gustó fue que no se enfoca en el corazón del no creyente, sino que el ejemplo que puso fue el de una pareja de creyentes de una iglesia que cumplían con todo lo externamente visible: asistían a todas las actividades, estaban en ministerios, diezmaban, eran moralmente correctos, no se dejaban de congregar.....en fin, lo que cualquiera llamaría un buen cristiano! Pero había un problema, sus corazones estaban llenos de orgullo y falta de misericordia, pues consideraban que ellos eran los que eran dignos de imitar por su buen comportamiento y como consecuencia eran muy duros al juzgar a los hermanos, pues si ellos podían hacerlo por que los demás no?
Hasta que un día el Señor les mostró que ellos tenían que revisar ese corazón, lo hicieron y reconocieron en humildad todo lo que tenían que cambiar.
Así mismo nosotros debemos estar dispuestos a revisar nuestro corazón de manera periódica ante el Señor.
Cuando logramos ver lo que hay en nuestro interior y dejamos que Dios nos ayude a removerlo, nuestro estilo de vida cambiará y aprenderemos a caminar con humildad delante de Dios. Es necesario liberarnos muchas veces de la religiosidad y de necesitar la aprobación de los que nos rodean y aprender a tener un corazón que agrade a Dios.
Finalmente la autora nos confronta con las siguiente pregunta: Y qué de usted? Quizás este al igual que esta pareja, se haya refugiado en el activismo y haya jugado a la iglesia, creyendo que todo está bien cuando en realidad necesita una profunda cirugía de corazón....
tengo que pinchar el balon del orgullo que no me permite ver mas allla de mis narices!
ResponderEliminarGracias!